José Gabriel Condorcanqui Noguera también conocido como Túpac Amaru II, Cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, tenía un origen ilustre y simbólico. Descendía en línea recta de doña Juana Pilcowaco hija del último Inca Túpac Amaru ajusticiado por el Virrey de Toledo en la Plaza del Cusco el año de 1672. Su genealogía estaba oficialmente reconocida por sucesivos virreyes desde 1609 y acatada por los corregidores del Cusco y Tinta.
José Gabriel nació en la provincia de Tinta,
probablemente en el pueblo de Surimana- lugar de residencia de su padre el gobernador- el 19 de marzo de 1780. Era
hijo segundo de don Miguel Condorcanqui y de doña Rosa Noguera. Su partida de
Bautismo fue sustraída por parte interesada en el juicio sobre legítima
descendencia del Inca Túpac Amaru. Su madre murió repentinamente y fue
enterrado en el pueblo de Surimana a la edad de 30 años. Más tarde al fallecer
el primogénito Clemente José Gabriel quedó como único y legítimo heredero del
cacicazgo paterno. Al enviudar don Miguel, se casó con doña Ventura Monjarras
criolla del pueblo de Tinta. El matrimonio tuvo un hijo, llamada Juan Bautista.
Si José Gabriel fallecería o por algún motivo renunciabas al título de cacique,
el titulo recaería sobre su medio hermano. Cuando murió don Miguel, en Surimana
a los 48 años de edad se da noticia que hay un cuarto hijo cuyo nombre se
ignora. Entre los familiares que alcanzaron destacada participación en el
levantamiento de 1780, están sus primos hermanos Diego Cristóbal y doña Cecilia
madre esta ultima de Andrés Mendigure, uno de
los más jóvenes y esforzados
capitanes de la rebelión.
Cuando José
quedó huérfano, sus tutores fueron sus tíos paterno y materno. Y con el fin de
darle una educación esmerada lo ingresaron a los 10 años en el Colegio de
Caciques de San Francisco de Borja, en el Cuzco. Por su aplicación y buena
conducta fue muy apreciado de sus maestros. Por su conducta e interés años más
tarde están en Lima por asuntos judiciales, su constantes interés en aumentar
sus conocimientos parece que lo
llevo a escuchar clases de Artes en la
Universidad de San Marcos. A los 20 años contrajo matrimonio 25 Mayo de 1760
con doña Micaela Bastidas Pucuyawa, natural de pueblo de Pampamarca. De la unión
nacieron tres hijos varones.: Hipólito en 1761, Mariano en 1762 y Fernando en
1768.
El cacique respondía al apelativo íntimo de
“CHEPE” y su esposa recibía el apelativo de “MICA” o “MICACO”, En 1766 pasados los 25
años cuando comenzó a reclamar su reconocimiento como cacique y pedir la
ratificación de su calidad de legitimo como descendiente del Inca Túpac Amaru
además del título de cacique, como herencia recibió 70 piaras de mula con las que se dedicó al
transporte de mercancías, ganando el mote de “ARRIERO” despectivo en
labios peninsulares. Es de recordar que la provincia de Tinta pasaba el
camino de la posta entre Lima y Buenos Aires, siendo una zona donde el arriaje constituida una ocupación
tradicional. Era Túpac Amaru un hombre más bien alto, grueso pero con
proporción muy regular, los ojos negrísimos, penetrantes y mayores que el
ordinario ente los naturales; la nariz aguileña, barba saliente, de obstinado
el pelo largo signo distintivo de la nobleza autóctona y la piel muy clara para
un indio pero oscura para un peninsular. Las personas que lo trataron con mayor
intimidad, hablaban de su agradable fisonomía y modales. Su retrato pintado en
1780 por el zambo Antonio Olbitas, ex esclavo del corregidor Arriaga, fue
encontrado en Tinta al entrar vencedor
el jefe realista Del Valle y su extravió al remitir se el proceso a España.
En su vestir mostraba elegancia y pulcro esmero,
viendo en su familia con mucha comodidad. Se le describe que llevaba calzón
corto, camisa bordada, chaleco hilado en oro- tejido, medias de seda blancas y
zapatos que lucían grandes hebillas de oro Sobre la casaca se ponía uno de
lana, exhibiendo bordados de oro en el fondo morado y las armas de sus
antepasados. En los hombros llevada dos
hondas tejidas en sea en estructuradas en forma de banda y otra en que la
envolvía la cintura completaba su indumentaria un sombrero de tres picos, sus pluma al costado y en la copa una pequeña
cruz de paja o chilingua.
Túpac mostraba dignidad y cortesía para con los
superiores, tanto como benevolencia y seriedad para con los subordinados.
Hablaba el castellano en forma correcta y dominaba el quecha. Él era Franco y
agradable con sus amigos, era altivo ante la impertinente de los extraños. El sobrino del corregidor
Arriaga sostenía que Túpac Amaru era un indio muy orgulloso de su origen noble.
Sin embargo, esta actitud nunca se
transformó en pedantería ni odio racista.
LA REBELIÓN
Acaso fue una rebelión reformista, peros en sus
últimos momentos pretendió ser una rebelión separatista. Se debio a una
protesta contra los abusos coloniales, especialmente contra los corregidores,
la mita, minería, la mita obrajera, el
tributo y os repartos mercantiles. Gran luchador social José Gabriel Túpac
Amaru es una figura sin igual en todo el continente americano.
El sábado 4 de noviembre de 1780 día de San Carlos
Borromeo, estalló la rebelión. Con
ocasión de celebrar su cumpleaños el párroco de Yanacoca, Carlos Rodríguez ofreció una comida en su casa y
entre los invitados estuvieron José Gabriel Túpac Amaru y el abusivo corregidor
de Tinta Antoni Juan de Arriaga y Gurbista.
Terminado el banquete, antes del atardecer se
retiró Túpac Amaru hacinándolo poco
después el corregidor, con sus dos esclavos negros. Pero cuando este retornaba
al pueblo de San Bartolomé de Tinta ya al ocaso, estando en el paso de
Hilayhua, le salió al encuentro Túpac Amaru y lo apreso, llevándolo cautivo a
Tungasuca, donde lo ahorco seis días después el 10 de noviembre de ese año.
A continuación, el caudillo hizo un ejército de
indios en el que también había unos pocos blancos, algunos mestizos y
poquísimos con palos y piedras pasó a Pomacanchi y saqueo su obraje, siguió a
Quiquijana y quiso capturar al corregidor Fernando Cabrera, pero este había
escapado sabiendo la proximidad de los alzados. Túpac Amaru retorno a Tungasuca
saqueando en el toma viaje el obraje de Parapuquio, dedicándose luego a
escribir cartas comprometiendo a las provincias e invitando a los dirigentes a
la rebelión. Cerró esta pequeña etapa con un acto que ha pasado desapercibido.
El jueves 16 de noviembre de 17890, estando en el Santurario del Señor de
Tungasuca, el Cristo de los Arrieros, proclamó la libertad de los negros. De
este modo, habiendo extinguido la
servidumbre de los indios, luego anulo la esclavitud de los melanodermos. Que
sepamos fue el primeo que abolió la esclavitud negra en América. Enterado de
todo esto el corregidor del Cusco, Inclán Valdez tomo a su cargo la defensa de
la ciudad y levantó un ejército cuyo mando confió a Joaquín Valcárcel,
corregidor de Pacajes, a quien invistió como comandante mayor. Túpac Amaru que tenía
un ejército de unos 6000 individuos, de los solo 500 tenían fusiles y escopetones
viejos, respondió haciendo tomar el pueblo de Acomayo. En represalio salió del
Cusco el Coronel Tiburcio Landa con el que ya citado de Fernando Cabrera,
corregidor de Quijana, pasando a este último lugar en busca del rebelde. Porque
no lo hallaron, siguieron a Sangarara, pero allí salió Túpac Amaru con su gente
y los rodeo, obligándolos a refugiarse en la iglesia, incendiando luego el
templo con todos sus defensores adentro. Murieron allí, Landa Cabrera y los
curacas Pedro Saruaraura y Ambrosio Chili Túpac aliados de los españoles.
Sangarara fue la gran victoria de José Gabriel Túpac Amaru. Ocurrió el 18 de
noviembre de 1780. El caudillo siempre en su caballo blanco, asistió a la lucha
desde el comienzo hasta el fin.
Entusiasmado con el triunfo marcho a las provincias del sur. Quería
levantar los ánimos reclutar gente y regresar para retomar el Cusco. Estuvo en
Chumbivilcas, Velille, Condesuyo, Caylloma y Malpa, al atravesar la Raya
ingreso en el territorio del virreinato del Rio de la Plata. Siguió a Coporaque, Pucarà y Lampa, deteniéndose en
Santiago de Pupuja. En todos estos lugares encontró la adhesión de sus
habitantes, engrosando su ejército cada vez más. Anulo los impuestos e insto a
rebelarse contra el mal gobierno, informo que era duelo de Paucartambo y
Urubamba hasta Chucuito y Puno. Pero tenía que regresar para capturar la ciudad
del Cusco. Llamado por su esposa Micaela Bastidas que veía el peligro de la
llegada de refuerzos desde Lima, emprendió el toma viaje a Tungasuca, donde
tenía centrado su cuartel general. En Tungasuca reorganizo su ejército abrió
cañones, entrego machetes y cuchillos, pero tenía escopetas que repartir. En
eso llegó al Cusco desde Lima.